Desde hace un tiempo estamos advirtiendo un cambio en la política del aprovechamiento no solo en los usuarios y compradores (que estamos más concienciados con el consumo ecológico y responsable) sino también por parte de los establecimientos, a quienes ya se los empieza a sancionar si tienen un exceso de materia prima que no aprovechen. Sin embargo, nuestros mayores eran expertos. En cambio, las nuevas generaciones no han crecido en esa cultura, ya que han sido educados para ir al supermercado, a la farmacia, etc., y comprar lo necesario.
Hace unos días un amigo de Yunquera me regaló dos cajas de cerezas ecológicas, de 2 kilogramos cada una. Así que se decidí aprovecharlas al máximo, puesto que lo lógico es tirar los rabos y los huesos, pero como veréis a lo largo de esta entrada, de esta deliciosa fruta estival se aprovecha todo.
Lo primero que hice fueron
cerezas en aguardiente.
Ingredientes
Cerezas
Aguardiente u orujo
Elaboración
Lavar las cerezas.
Secar
Cortar el rabillo dejando un trozo.
Colocar en botes de cristal.
Cubrir con el licor dejando un dedo libre.
Cerrar y conservar en un lugar seco y oscuro.
Se debe esperar al menos 40 días para consumir.
La siguiente receta es infusión de rabos de cereza.
Lavamos los rabillos y los ponemos a cocer en agua.
Hervir (3-5 minutos), retirar del fuego, tapar y dejar infusionar durante 10 minutos.
No es necesario agregar ningún edulcorante ya que el sabor es muy parecido a un té suave.
Es una bebida refrescante, antioxidante y llena de vitaminas.
De igual manera se pueden infusionar las hojas que sirven de antiséptico y tienen efecto drenante.
Por último, ¿Qué podemos hacer con las semillas?
Una bolsa térmica.
Empezaremos por recolectar los huesos, según vayamos consumiendo la fruta.
Podemos lavar y desinfectar con el producto para las frutas y verduras (por ejemplo, Amukina).
Hervir durante 10 minutos.
Escurrir y dejar secar sobre un paño de cocina.
Cuando tengamos suficiente cantidad, preparamos una bolsa de algodón que rellenaremos con las semillas.
SI queremos usarla como bolsa térmica, basta con introducir en el microondas unos minutos y aplicarla sobre la zona a tratar.
En cambio, también podemos aplicarla en frío, para lo que tendremos que introducirla previamente en el congelador.
La receta de mermelada la dejaremos para otra ocasión.