Este es uno de los trucos que tengo reservado para publicar en mi libro de cocina, pero dado que estas fechas son muy propicias para elaborar boquerones en vinagre, he querido compartirla con vosotros.
Cuando limpiamos el boquerón, quitando la cabeza y la espina central, una vez abierto, observamos su apariencia. Si su carne es blanca y sin sangre agolpada, aún antes de dejarlo en agua con un poco de sal -como este de la foto-, quiere decir que el boquerón es apto para preparar en vinagre. Si, por el contrario, observamos que está rojizo, es evidente que ha sido tratado y que no tomaría el vinagre, por lo que quedaría de un color oscuro. Además, la textura sería muy desagradable.
Asimismo, os recuerdo que no se debe pasar por alto las recomendaciones de las autoridades sanitarias de congelar al menos durante 48 horas todo aquel pescado que no coceremos ni freiremos. No obstante, tampoco se debe caer en el error de congelar el pescado sin añadir sal abundante y el vinagre correspondiente, puesto que si se lo guardamos directamente en el congelador, cuando lo saquemos, el pescado se deshará.
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