El pasado jueves 28 de noviembre, en una tertulia matinal de Cope Marbella, el propietario de la panadería Gaspar de Marbella, Carlos Montes, comentó que los roscos de Marbella se están perdiendo.
Yo me apresuro a desmentir la noticia, pero mucho me temo que, con el tiempo, si no se remedia, tendré que darle la razón a este señor. Por eso, desde aquí, desde mi blog, quiero hacer una petición: que, al igual que otros pueblos tienen un día dedicado a un plato relevante de su gastronomía (por ejemplo, el día de la chanfaina de Totalán, el día de la sopa mondeña, la fiesta del ajoblanco de Almáchar, el día de la zanahoria morá de Cuevas Bajas, la feria del espárrago de Sierra de Yeguas, etc.), el Ayuntamiento de Marbella designe un día en el que se celebre la fiesta de los roscos de vino de Marbella. Estos roscos -o rosquetes, como decían las abuelas-, en mi modesta opinión, son la joya de la corona gastronómica de Marbella por su materia prima y su forma de elaborarlos. Es un dulce que puede durar meses después de hecho.
Por otra parte, también quiero solicitar a las pastelerías de Marbella que tengan una oferta para el turista de roscos de Marbella. Igual que se venden las yemas del Tajo, los piononos de Granada o los roscos de Loja, podrían tener nuestros dulces tradicionales como el rosco típico de Marbella, que se puede ofrecer al visitante en una caja en la que aparezcan los ingredientes, pues es un dulce elaborado con aceite de oliva virgen, vino, naranja, aguardiente y otras especias muy propias de los dulces navideños.