Cuando llega la Semana Santa, mi querida amiga Mari —propietaria del Hostal Tío Mateo (Marbella)— me ha obsequiado alguna vez con su maravillosos pan suizo, una pieza de más de un kilogramo de peso, cocida en su horno de leña, con huevos incrustados.
Mari es una persona maravillosa, polifacética: es una gran cocinera, bordadora de ornamentos litúrgicos, restauradora de muebles, pinta y un largo etcétera.
Durante estas fiestas, Mari sigue manteniendo la tradición suiza (porque vivió durante muchos años en aquel país), aunque la compagina con nuestras costumbres. Por ejemplo, decoran huevos y los esconden por el jardín para que el Domingo de Resurrección los niños los encuentren (antes era con sus hijas y ahora mantiene viva esta tradición con los nietos).
Aunque este pan es típico de estos días, no obstante, se puede consumir en cualquier época del año para desayunar o merendar con mantequilla o mermelada; además, su calidad es excelente para hacer torrijas.
Ingredientes
300 ml de leche entera
1 huevo
75 g de mantequilla a temperatura ambiente
50 g de azúcar
1 cucharilla de sal
1 pastilla de levadura de 25 g
1 cucharada de agua azahar (opcional)
1 huevo batido o leche para pintar
Elaboración
En esta ocasión, he querido probar a hacerlo en la panificadora. Los pasos son los siguientes:
Primero, se introducen en la cubeta los componentes líquidos.
A continuación, la levadura, el azúcar, la sal y la mantequilla, a temperatura ambiente.
Agregamos la harina y seleccionamos el programa amasado durante 15 minutos.
Luego, retiramos las paletas y dejamos levar. En mi caso, he necesitado hora y media, pero este tiempo es relativo, pues influye la temperatura ambiente.
Mi intención era sacar la masa y moldear la trenza para cocer en el horno, pero estaba ocupado con el hornazo. Este es el hornazo que preparé, que en su forma es muy parecido al pan suizo de Mari. Ella lo hace de cuatro ramales.
Si deseáis conocer la receta de los hornazos, la podéis encontrar en mi blog en los siguientes enlaces: hornazo de Pascua y hornazo de aceite de oliva.
Así que como la masa había levado perfectamente, lo dejé hornear en la panificadora. De todas formas, no importaba porque quería probar el resultado, que ha sido perfecto.
Merece la pena la elaboración de esta receta. Es un pan muy aromático, suave y no demasiado dulce. Por eso, se puede acompañar de mantequilla, mermelada o embutidos.